Uno de cada tres españoles
tiene marcadores genéticos
de Oriente Medio o el Magreb
- Un análisis genético revela que uno de cada
- cinco españoles tiene ascendencia judía
- Uno de cada 10 tiene genes heredados
- de los habitantes del Norte de África
MADRID.- Desde el momento en que los Reyes Católicos tomaron la decisión de expulsar a judíos y musulmanes de su Reino, la limpieza de sangre se convirtió en una cuestión fundamental en la sociedad española. Provenir de una familia de cristianos viejos o ser descendiente de musulmanes o judíos suponía obtener un certificado de ciudadanía de primera. Esa discriminación ha desaparecido afortunadamente en nuestros días. Pero ¿cuál es en realidad el vestigio genéticodejado por ocho siglos de presencia musulmana en España y muchos más de convivencia judía?
La genética aporta algunas respuestas. Científicos
de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y la
Universidad Pompeu Fabra de Barcelona han
estudiado el cromosoma Y de los ciudadanos
peninsulares y de Baleares y lo han comparado
con muestras de norteafricanos y judíos sefarditas
para llegar a la conclusión de que uno de cada tres
españoles tiene ascendentes moriscos o judíos.
La investigación, publicada por la revista científica
‘American Journal of Human Genetics’, revela que
un 10% de la población actual tiene características
genéticas propias de los habitantes del norte de
África y un 20% de los judíos sefarditas.
Para llegar a esta conclusión, los científicos,
liderados por el británico Mark Jobling, llevaron
a cabo un análisis del cromosoma Y, únicamente
presente en los hombres y que se transmite de
padres a hijos, de 1.140 individuos de la península
Ibérica y las Islas Baleares.
El investigador de la Unidad de Biología Evolutiva
de la Universidad Pompeu Fabra Francesc
Calafell explica que las muestras analizadas
se compararon con las de judíos sefarditas
y de individuos del norte de África, que tienen
la ventaja de ser muy diferentes a las poblaciones
receptoras originarias de la Península Ibérica,
por lo que su diferenciación es sencilla.
La investigación se centró en el análisis del
cromosoma Y porque no se recombina en la
reproducción, lo que hace que sólo las mutaciones
lo modifiquen, por lo que los científicos pueden
determinar su orden de aparición.
El doctor Calafell matiza que mientras los datos
obtenidos para el origen norteafricano apenas
arrojan dudas metodológicas y parece plausible
que un 10%de la población proceda de
musulmanes norteafricanos llegados a
la Península a partir del 711, los marcadores
genéticos usados para distinguir a la población
con ancestros sefardíes pueden producir distorsiones.
En realidad, la pista genética usada en este
caso también es compartida por pueblos de
Oriente Medio desde Turquía hasta Líbano,
con lo que en realidad, ese 20% de españoles
que el estudio señala como descendientes de
sefardíes podrían haber heredado ese rasgo de
movimiento más antiguos, como el de los
fenicios o, incluso, primeros pobladores neolíticos
hace miles de años.
Pese a la decepción que esto supone para esclarecer
la huella real de los judíos en España, el estudio
sí arroja curiosas y sorprendentes revelaciones
respecto a la presencia norteafricana. Así, por
ejemplo, los investigadores encontraron que la
presencia de genes norteafricanos es mayor en
la mitad occidental (León, Salamanca, Zamora...)
de la península que en la oriental (Granada).
Ese dato concuerda perfectamente con los registros
históricos. Tras la revuelta de los moriscos en el
siglo XVI, la mayoría de ellos fue deportado de
sus lugares de origen en Granada y llevados al
exilio al noroeste de España. Quinientos años
después, el genoma de los españoles lo muestra:
hay más descendientes de moriscos en la plaza
de Salamanca que en el Albaición granadino.
Calafell también apunta a las deportaciones de
moriscos desde las Alpujarras granadinas a
ciudades de Castilla y León en el siglo XVI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario