jueves, 18 de febrero de 2010

ALGO MUY INTERESANTE DE EL MUNDO (es) 10/12/2008

NVESTIGACIÓN INTERNACIONAL

Uno de cada tres españoles

tiene marcadores genéticos

de Oriente Medio o el Magreb

  • Un análisis genético revela que uno de cada
  • cinco españoles tiene ascendencia judía
  • Uno de cada 10 tiene genes heredados
  • de los habitantes del Norte de África
La Alhambra de Granada, uno de los iconos arquitectónicos de la cultura musulmana en España. (Foto: El Mundo)
Ampliar foto

La Alhambra de Granada, uno de los iconos arquitectónicos de la cultura musulmana en España. (Foto: El Mundo)

Actualizado miércoles 10/12/2008 09:35 (CET)

PEDRO CÁCERES


MADRID.- Desde el momento en que los Reyes Católicos tomaron la decisión de expulsar a judíos y musulmanes de su Reino, la limpieza de sangre se convirtió en una cuestión fundamental en la sociedad española. Provenir de una familia de cristianos viejos o ser descendiente de musulmanes o judíos suponía obtener un certificado de ciudadanía de primera. Esa discriminación ha desaparecido afortunadamente en nuestros días. Pero ¿cuál es en realidad el vestigio genéticodejado por ocho siglos de presencia musulmana en España y muchos más de convivencia judía?

La genética aporta algunas respuestas. Científicos

de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y la

Universidad Pompeu Fabra de Barcelona han

estudiado el cromosoma Y de los ciudadanos

peninsulares y de Baleares y lo han comparado

con muestras de norteafricanos y judíos sefarditas

para llegar a la conclusión de que uno de cada tres

españoles tiene ascendentes moriscos o judíos.

La investigación, publicada por la revista científica

‘American Journal of Human Genetics’, revela que

un 10% de la población actual tiene características

genéticas propias de los habitantes del norte de

África y un 20% de los judíos sefarditas.

Para llegar a esta conclusión, los científicos,

liderados por el británico Mark Jobling, llevaron

a cabo un análisis del cromosoma Y, únicamente

presente en los hombres y que se transmite de

padres a hijos, de 1.140 individuos de la península

Ibérica y las Islas Baleares.

El investigador de la Unidad de Biología Evolutiva

de la Universidad Pompeu Fabra Francesc

Calafell explica que las muestras analizadas

se compararon con las de judíos sefarditas

y de individuos del norte de África, que tienen

la ventaja de ser muy diferentes a las poblaciones

receptoras originarias de la Península Ibérica,

por lo que su diferenciación es sencilla.

La investigación se centró en el análisis del

cromosoma Y porque no se recombina en la

reproducción, lo que hace que sólo las mutaciones

lo modifiquen, por lo que los científicos pueden

determinar su orden de aparición.

El doctor Calafell matiza que mientras los datos

obtenidos para el origen norteafricano apenas

arrojan dudas metodológicas y parece plausible

que un 10%de la población proceda de

musulmanes norteafricanos llegados a

la Península a partir del 711, los marcadores

genéticos usados para distinguir a la población

con ancestros sefardíes pueden producir distorsiones.

En realidad, la pista genética usada en este

caso también es compartida por pueblos de

Oriente Medio desde Turquía hasta Líbano,

con lo que en realidad, ese 20% de españoles

que el estudio señala como descendientes de

sefardíes podrían haber heredado ese rasgo de

movimiento más antiguos, como el de los

fenicios o, incluso, primeros pobladores neolíticos

hace miles de años.

Pese a la decepción que esto supone para esclarecer

la huella real de los judíos en España, el estudio

sí arroja curiosas y sorprendentes revelaciones

respecto a la presencia norteafricana. Así, por

ejemplo, los investigadores encontraron que la

presencia de genes norteafricanos es mayor en

la mitad occidental (León, Salamanca, Zamora...)

de la península que en la oriental (Granada).

Ese dato concuerda perfectamente con los registros

históricos. Tras la revuelta de los moriscos en el

siglo XVI, la mayoría de ellos fue deportado de

sus lugares de origen en Granada y llevados al

exilio al noroeste de España. Quinientos años

después, el genoma de los españoles lo muestra:

hay más descendientes de moriscos en la plaza

de Salamanca que en el Albaición granadino.

Calafell también apunta a las deportaciones de

moriscos desde las Alpujarras granadinas a

ciudades de Castilla y León en el siglo XVI.



No hay comentarios:

Publicar un comentario